Puede parecer gracioso o chistoso, pero en la realidad muchos de nosotros que somos cristianos empezamos en algún momento a volvernos una especie de rana.
Con respecto a esto, quisiera tomar un fragmento del hermano David Hormachea en su libro Cartas Al joven Tentado:
“La razón es que los seres humanos reaccionamos como las ranas, las cuales mostraron una gran debilidad en un experimento. Si usted pone una rana en un recipiente de agua fría y luego lo comienza a calentar a fuego muy lento comprobará que ni siquiera intentará salir del agua. Aunque el agua se va calentando permanece tranquila, sin advertir el peligro de terminar cocinada debido a que su cuerpo se va acostumbrando lentamente a la temperatura. De la misma manera existe una gran cantidad de personas que paulatinamente se van acostumbrando al pecado sin darse cuenta de las terribles consecuencias que vana sufrir.”
Muchas veces, nos acostumbramos tanto a lo que estamos haciendo que ignoramos el hecho de que nuestros actos y costumbres se están corrompiendo. Pero así como la rana, como cristianos nos vamos sumergiendo en el mundo del pecado lentamente, así como corre la miel acabada de salir del refrigerador, que ni siquiera nos damos cuenta que poco a poco estamos llenando nuestro diario vivir de pecado tras pecado; aun así, ni siquiera lo notamos y además de eso nos sentimos tan cómodos que no somos capaces de reconocerlo.
Y como el experimento de la rana, la temperatura se va calentando y como estamos tan cómodos no nos damos cuenta que nos estamos quemando en el pecado. ¡Hasta que estamos listos para comer!
Aunque parezca redundancia, como dijo Julio Febles en el Congreso Con Todo, la comodidad es muy cómoda. No somos capaces de salir de nuestra zona de confort. Nos hemos acomodado tanto que nos hemos desenfocado y abandonado todos los principios y valores cristianos. Tampoco se ha levantado una generación que interrumpa el crecimiento de la corrupción, del deterioro moral en la sociedad y de la imposición moral que están ejerciendo los incircuncisos corruptos en la sociedad cristiana.
La comodidad ha enceguecido nuestro conocimiento a tal punto que se nos está doctrinando en contra de la Palabra de Dios y lo pasamos por alto; es tan elevado el grado de ceguera que tiene nuestra generación, que hemos aceptado como bueno aquello que es abominación ala moral cristiana y la presencia del Dios vivo.
La problemática a este asunto, esta primordialmente, en que no se ha identificado el estado de conformidad y de deterioro en los valores y principios que nos rigen como cristianos. Que el cristiano de hoy, es incapaz de examinarse por sí mismo y evaluar sus acciones,decisiones y actitudes con respecto a los principios bíblicos. Y a raíz de este desconocimiento, el enemigo ha tomado ventaja queriendo implantar reglas de vida que violan los principios bíblicos.
Ante esta realidad que se puede encontrar cualquiera de nosotros en la carrera hacia la vida eterna, lo importante es:
- Examinar nuestros caminos. Para buscar la solución a un problema, lo primero que se tiene que hacer es identificar el problema. Como cristianos debemos ser capaces de identificar cuando nuestras acciones están divorciadas a lo que establece la Biblia.Ejemplo de cómo hacer eso, lo encontramos en las palabras de David en el Salmo 139:23-24 “Examíname, oh Dios,y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.”
- Conocer lo que establece la Palabra de Dios. Sin un pleno conocimiento de los principios, valores y normas morales que establece la Biblia, no tenemos ninguna potestad para salir del recipiente de agua hirviendo. Tenemos que conocer los mandamientos divinos, los estatutos establecidos por la ley de Dios, conocer los límites que la Palabra nos establece y aquellas cosas a las cuales no debemos dar cabida.La ley como Pablo les dice a los Romanos es que nos enseña que estamos en pecado (Romanos 3:20). Que no suceda en nuestras vidas la sentencia del Señor al pueblo en tiempos del profeta cuando dice en Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.”
- Ofrendar nuestros caminos a Dios. Luego de examinar nuestros caminos y pedirle a Dios que los examine; y con el conocimiento de lo establecido en la Palabra de Dios,debemos de cada día de nuestras vidas ofrendarle nuestros caminos a Dios,entregarle todo lo que vamos a hacer (nuestras decisiones, planes, deseos,anhelos, sueños). (Levítico 4:27-28)
A raíz de esto, debemos entender que somos la generación actual y que debemos llevar vida a nuestros contemporáneos. Por lo que no debemos dejarnos morir en el recipiente de agua hirviendo (en el pecado), y salir de allí como corrió José ante la esposa de Potifar (Génesis 39).
¡Si muere esta generación, se levantará una mayor después de esta!
Ahora pues, ¡Levántate y Resplandece, porque ha venido tu luz! (Isaías 60:1). Cristo ha quitado y consumado todo nuestros pecados a través del sacrificio de la cruz (Hebreos 9:23-28). Seamos dignos de tal sacrificio y honrémosle huyendo del pecado y siguiendo sus estatutos.
La pregunta es esta, ¿eres una rana que se adaptará a la temperatura y morirá hervida? ¿O huirás tan pronto empiece a aumentar la temperatura?
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